viernes, 18 de marzo de 2016

The Legacy of Emil Greenard: Capítulo 6

Kai volvió a la habitación tras haber salido un momento a coger algo de agua para su maestro. Esa pequeña pausa también sirvió para que los demás asimilasen toda la información.

-Así que todos los que estuvimos en Yohei Gakko hemos sido manipulados desde el principio –indicó Quattuor.

-Y los que están ahora también. Pero, ¿cómo lo hizo? –preguntó Miruru.

 

Tras un largo sorbo de agua, pues tanto hablar le había dejado con la boca seca, Eigar suspiró y continuó la historia.

-Lo cierto es que no fue muy difícil. Bajo el nombre de Sarve, y procurando no mostrar su cara, convenció con sus ideas a aquellos con opiniones similares, estableciéndose después como predicadores que ofrecían la salvación y el final de la guerra. Así, se aprovecharon de la desesperación de la gente, utilizando para ello los conocimientos que había reunido durante casi cuatrocientos años de observación.

 

>>Con el tiempo, “Comhairle” cogió forma, llegando a ser reconocida por las tres potencias como una organización diplomática que únicamente buscaba la paz. Pero el único que conocía su verdadero objetivo era el propio Detz.

 

>>Esa situación privilegiada como mediador, le permitió conocer más a fondo el funcionamiento de cada gobierno, así como la situación de otros pueblos y ciudades. Además, le dio libertad para conseguir recursos con los que, tiempo después, construyó las tres Yohei Gakko, lo más apartadas posible de los territorios de las tres potencias para que no fuesen descubiertas.

-¿Ninguno de sus aliados sospechó algo? –preguntó Quattuor.

-¿Por qué iban a hacerlo? Se necesitaban más que palabras para cumplir los objetivos de “Comhairle”, de lo contrario no iban a llegar a nada, además, recuerda que los que crearon la organización con él tenían ideas parecidas a las suyas, compartiendo incluso esa decisión.

 

>>Por otro lado, los estudiantes de Yohei Gakko se infiltraban en territorios de las tres potencias y eliminaban cargos importantes o robaban cargamentos de Radiar, que luego Detz utilizaba para obtener más estudiantes además de otras... cosas...

-¿Qué otras cosas? –preguntó Kareth mientras Eigar se acomodaba en su cama.

-Había un problema en concreto con el que Detz debía tener cuidado. Y era el que él no envejeciese. Imaginaos. Vuestros compañeros no saben nada de vuestra inmortalidad, pero se dan cuenta de que, conforme pasa el tiempo, seguís teniendo el mismo aspecto. Obviamente, empezarían a hacerse preguntas. Por suerte, había una manera eficaz de hacerles olvidar eso.

-El Radiar –sentenció Sarah.

-Detz reconstruyó las instalaciones en el subsuelo de Genese, de las que únicamente dio constancia a los cofundadores de “Comhairle”, a quienes dijo que sólo utilizaría para investigar el Radiar. Entonces, les borró la memoria a todos excepto a un hombre llamado Almir, un discípulo de otro de los fundadores, que idolatraba a Detz hasta el punto de ser capaz de morir por él. En resumidas cuentas, alguien a quien utilizar.

-¿Y nadie investigó por qué de repente el resto de fundadores habían perdido la memoria o por qué “Comhairle” había reconstruido las instalaciones de Genese? Quiero decir, alguien más se daría cuenta de que pasaba algo raro –dijo Kai.

-Como he dicho antes, Detz tenía años de experiencia en observar a los demás. Sabía ganarse su confianza, chantajearles si era necesario, o incluso hacerles olvidar sus sospechas. Los gobernadores de las tres potencias lo consideraban alguien a tener en cuenta como aliado. Que sabía convencer a las masas. Lo que podría serles útil en el futuro. Pero, al mismo tiempo, eso también permitía a Detz tenerlos en la palma de su mano, de manera que no sólo no le investigaron, sino que, si lo hacían, eran engañados fácilmente.

-Quería aparentar que no era así, pero prácticamente tenía a todo el mundo a sus pies –declaró Quattuor.

-Siempre y cuando no hiciese ningún movimiento que se saliese de los límites, sí. El caso es que, tras dejar a Almir al mando, volvió a cambiarse de nombre, poniéndose esta vez el de Detz, y se centró en el proyecto Gaia, coincidiendo ese momento con una ligera recuperación en el estado de la deidad, con quien seguía en contacto. De esa forma, Sarve murió discretamente y respaldado por su subordinado.

-Eso explica el que no haya datos suyos en los registros de Yohei Gakko –indicó Quattuor.

-De hecho, hizo que Almir los eliminase.

 

Tras un corto silencio, durante el cual Eigar esperó alguna pregunta más por parte del grupo, continuó.

-Los primeros en formar parte del proyecto Gaia fueron vuestros padres –dijo mientras miraba a Sarah y a Kareth- Ambos eran científicos brillantes que se unieron a “Comhairle” para continuar con sus investigaciones. No tardaron en llamar la atención de Detz. Sobre todo vuestra madre y sus teorías sobre la resonancia, así como la creación del Sonar.

-¿Sonar? Quinque comentó algo sobre eso. Dijo que producía alteraciones en el Radiar –comentó Miruru, recordando el momento en que lo utilizó contra ella.

-El Sonar emite vibraciones sonoras a distintas frecuencias, resonando con el Radiar y provocando cambios en él. Bien usado, puede incluso controlar a usuarios de Radiar.

-También lo utilizó contra nosotros, pero recuerdo que el único que se vio afectado fue Kai –dijo Kareth.

-¡Je! –rió el hombre-. Imagino por qué. Tenéis un colgante con un anillo que lleva una pluma incrustada, ¿verdad? –dijo, momento en que Quattuor, Sarah y Kareth se lo enseñaron.

-Ese colgante también fue fabricado por Meriah para revertir el proceso de conversión a descendiente de Gaia –señaló Eigar-. Emite una frecuencia continua que afecta mínimamente tanto al Radiar como al Núcleo de Jade que hay dentro del cuerpo con el que está en contacto. Dicha frecuencia, parece que también interfiere con la del Sonar.

-Entonces no nos equivocábamos –comentó Kareth-. Ese colgante impidió que Quattuor y yo formásemos parte del proyecto Gaia.

-Así es. Sarah recibió otro, ya que no se sabía quién de los dos sería el siguiente. Además, vuestra madre trataba de protegeros.

-Meriah... –murmuró Sarah, con expresión melancólica, a la vez que apretaba fuertemente su colgante. De repente, la chica se dio cuenta de algo- Entonces, la vez que asesiné a Yami... –dijo la chica peliazul, poniéndose nerviosa y apoyándose ligeramente en Quattuor para evitar perder la compostura.

-¿Sarah? –preguntó Kareth al ver la reacción de la chica.

-Ahora lo entiendo. Fue por el Sonar. En ese momento, me descontrolé por culpa del Sonar. No llevaba el colgante conmigo. Lo había dejado con Yami.

-¡Unum! ¡Ese bastardo utilizó el Sonar para controlarte y matarle! –terminó su hermano.

-¡Esperad! ¡¿Darker está muerto?! –preguntó Eigar, sorprendido, a lo que Sarah asintió, apretando los dientes al recordarle. Cabizbaja, pudieron verse pequeñas lágrimas cayendo al suelo.

 

En ese momento, sintió una mano sobre su cabeza. Era la de Quattuor, quien acarició suavemente su pelo.

-Ya no hay vuela atrás, peliazul. Tenemos que mirar hacia delante –le dijo. Entonces ella respiró hondo y asintió, enjugándose las lágrimas.

-Yo, como su guardaespaldas, solía dormir en la misma habitación. Recuerdo que en ese momento me fui a la ducha y dejé el colgante sobre una de las mesas. Cuando volví, vi que lo tenía en sus manos. Lo miraba como nostálgico, con una sonrisa en la cara. Entonces me dijo que quería hablar conmigo. Parecía tener algo importante que decirme, pero lo único que me preguntó fue qué tal me había ido el día –contó la joven, con mirada nostálgica-. El mundo a mi alrededor se volvió loco. Todo empezó a dar vueltas y sentí cómo si mi cuerpo no me perteneciese. Después de atravesarle con mi espada, alcancé a coger el colgante poco antes de que me atrapasen, sin oponer resistencia.

 

Al escuchar su historia, Eigar se mostró apenado.

-Darker estuvo luchando contra Detz desde que os sacó de Genese. Hizo mucho más que alguien como yo, que se ha mantenido escondido en este oasis. Si no hubiese sido por él, no estaríais aquí.

-Pero, ¿quién era Darker? –preguntó Kareth.

-Fue uno de los discípulos de Almir, y uno de los sucesores al liderazgo de “Comhairle”. Detz quedó bastante impresionado por sus habilidades como diplomático, y decidió que pasara a formar parte del proyecto Gaia, convirtiéndose así en uno de los líderes oficiales de la organización en lugar de Almir, quien fue “relevado” de su cargo.

-¿Entonces que Detz le contó a Darker sobre el proyecto Gaia?

-Claro. Todos los que formábamos parte lo sabíamos. Y creíamos en sus ideales. Por entonces, lo considerábamos la única solución para salvar el planeta.

-Pero algo os hizo cambiar de opinión –indicó Quattuor.

-Todo ocurrió poco antes de que tú volvieses con Sextus –dijo el hombre, dirigiéndose a Quattuor-. Meriah estaba haciendo pruebas con la tecnología del Sonar para desarrollar mejoras cuando, gracias a la resonancia que produjo el aparato, consiguió algo que hasta entonces sólo había hecho Detz: contactar con Gaia.

-¡¿Contactó con Gaia?! –se sorprendieron todos.

-Por entonces, algo así hubiese sido imposible para un humano normal. Debido al escaso poder de Gaia, el único con el que había podido contactar hasta entonces, había sido Detz. Y un día, gracias al Sonar, Meriah se convirtió en la primera humana, por así decirlo, en lograrlo. Por otro lado, hay que decir que la única manera de entenderla era mediante el Radiar, por lo que fue vuestro padre, Irving, quien desarrolló un aparato que permitiese interpretar las frecuencias con las que resonaba el elemento, y así saber qué quería decir.

-¿Y qué pasó? –preguntó Miruru, intrigada.

-Lo que os voy a contar ahora, fue lo que hizo que nuestra visión sobre Detz cambiase.

 

-Ya estamos los cuatro –dijo el hombre, llamado Irving, a sus otros tres compañeros, entre los cuales estaba su mujer.

 

Era una persona de complexión media, treinta y pocos, con gafas y pelo canoso pese a su edad. Aunque, a primera vista, aparentaba ser reservado, era bastante sociable y activo.

-¿Qué ha pasado? –preguntó Eigar, confuso-. Parece importante.

-Digamos que es algo que no nos esperábamos. Y creo que es mejor que lo sepamos todos. Meriah -continuó Irving, cediendo la palabra.

 

Al mirarla, tato Darker como Eigar se dieron cuenta del traqueteo inconsciente de sus dedos sobre sus brazos cruzados, deduciendo su nerviosismo. Esto no hizo sino incrementar su tensión.

-Como ya sabéis –comenzó ella-, hace un tiempo, realizando una serie de pruebas con el Sonar, conseguí contactar con Gaia –contó, echando un vistazo hacia atrás, donde, encima de una larga mesa de laboratorio, había un cilindro de cristal reforzado, con sendas placas metálicas a cada extremo, que contenía un líquido de color verde brillante. Estaba conectado a un aparato de donde surgían una serie de cables que, a su vez, estaban unidos a un ordenador. En su pantalla, se podía observar una gráfica donde se registraban las diferentes frecuencias de las vibraciones que se producían en el líquido- El caso es que, tras varias conversaciones con ella, Irving y yo hemos descubierto que tiene dudas.

-¿Dudas? –preguntó Darker, frunciendo el ceño- ¿Qué quieres decir?

-Quiero decir que no está segura de llevar a cabo el proyecto Gaia. No puede perdonar a los humanos pero, al mismo tiempo, tampoco puede dejar de amarlos. Si es así, hay algo que no encaja. Detz sigue diciendo que la decisión de Gaia es la misma que al principio.

-Pues sí que era inesperado –comentó Eigar.

-Es posible que Detz no lo sepa. Será mejor que lo hablemos con él cuanto antes y decidamos qué hacer –sugirió Darker.

-De hecho, ya teníamos pensado hacerlo, pero antes queríamos saber vuestra opinión –declaró Irving-. Iré yo mismo. Ya os contaré cómo ha ido.

 

-¿Quieres decir que existe la posibilidad de que Gaia cambie de opinión? –preguntó Quattuor- Qué extraño. Ninguno de los descendientes sabíamos nada.

-Puede que, de haberlo sabido, hubiese afectado negativamente a vuestro núcleo, transformando vuestra personalidad, aunque es sólo una teoría. En cualquier caso, aquel descubrimiento no fue lo que desencadenó nuestra salida del proyecto Gaia, sino algo mucho peor.

 

Meriah caminaba de un lado a otro. Hacía rato que Irving había ido a hablar con Detz y todavía no había vuelto, por lo que, impaciente, decidió ir ella misma.

 

Al llegar  frente a la puerta del laboratorio de Detz, escuchó los gritos de Irving.

-¡Eres un traidor!

-No, lo que yo busco es la mejor para la humanidad. Y será mejor que no hables sobre ello con nadie o acabarás mal

-¡¿Me estás amenazando?! ¡Jamás permitiré que te salgas con la tuya!

-No digas que no te avisé.

 

De repente, se escuchó un disparo, haciendo que Meriah se echase las manos a la boca.

 

Al otro lado de la puerta, Detz suspiró.

-Mierda... ¡Mierda! ¡Mierda! ¡¿Por qué me has tenido que obligar a esto?! ¡Maldita sea! –dijo el científico. Justo después, se escuchó un objeto siendo arrojado contra el suelo- Tendré que pensar en algo que decirles a los demás.

 

Tras aquello, Meriah se marchó corriendo de allí. Al llegar a su laboratorio, sus piernas cedieron ante el miedo, cayendo de rodillas al suelo mientras una mezcla de ira, sorpresa y dolor inundaban su mente, estallando en lágrimas y gritos de rabia e impotencia.

 

-Más tarde, Meriah nos contó lo sucedido. Jamás la había visto así. Y aunque nos costaba creerlo, no teníamos motivos para dudar de ella. Mucho menos en ese estado. Además, el hecho de que Detz desviase el tema o nos diese una excusa poco creíble, ayudaron a reforzar sus argumentos. Diría que hasta el propio Detz sabía que sospechábamos de él, pero, en ese momento, ni a él le convenía matarnos, ni a nosotros enfrentarnos a él. No, al menos, sin un plan.

 

>>Así fue como Meriah comenzó a fabricar un arma que anulase la regeneración de Detz y lo destruyese. Sabía que tenía poco tiempo antes de que él la descubriese, pero, con la poca ayuda que pudimos prestarle, trabajó día y noche para ello, así como para hacer los colgantes que os dio.

-¿Y no intentó advertir a Gaia? Dijiste que consiguió comunicarse con ella –preguntó Miruru.

-No sirvió de nada. Gaia confía demasiado en Detz. Además, a pesar de que sabía que él tramaba algo, al no escuchar nada de su conversación con Irving, no logró descifrar qué.

-¿Qué pasó con el arma? –preguntó Kai.

-Quedó incompleta. Cuando se enteró de que Quattuor había traído a Sextus consigo, decidió acelerar el plan, pensando que la mejor opción era escapar junto con vosotros, lo que alteraría los planes de Detz durante el tiempo suficiente como para terminar el arma.

-Pero no sobrevivió –intervino Quattuor.

-Así es. Yo... no llegué a tiempo para salvarla. Me envió a recoger el arma, así como los diseños de su fabricación, y me dijo que me reuniese con ellos fuera de las instalaciones. Puesto que era el único con habilidades especiales, huir por mi cuenta no sería un problema. Aun así, un mal presentimiento me hizo ir hasta ellos. Luché, pero fracasé. Y al final, acabé huyendo con el rabo entre las piernas.

-Hiciste lo que pudiste –le animó Kareth.

-Me uní al proyecto Gaia porque me consideraban un prodigio en Yohei Gakko. Uno con habilidades por encima del resto. Mi misión era proteger a los miembros del proyecto. Y cuando llegó el momento en que más lo necesitaban, no pude hacerlo.

-No fuiste el único –dijo Quattuor-. Yo también pude haber cambiado las cosas, pero no fui capaz. Aun así, al igual que le he dicho a la peliazul, por mucho que nos lamentemos, debemos seguir adelante. Quizás, ésa sea nuestra manera de redimirnos.

-¡Je! Has cambiado, Quattuor. Aunque me pregunto si ha sido sólo cosa del colgante.

-¿Qué pasó después? –preguntó Kareth.

-Tiempo después, ataqué de nuevo las instalaciones e intenté eliminar a Detz junto con ellas, pero no sirvió para nada. Al final, fui perseguido hasta que logré refugiarme en este oasis, donde me he ocultado todo este tiempo.

-¿Y Yami? –preguntó Sarah.

-La última vez que hablé con él, me dijo que había conseguido poneros a salvo, pero que la situación era muy complicada, ya que, dentro de “Comhairle”, había miembros que seguían creyendo en la palabra de Detz. Y esos mismos miembros fueron los que intentaron secuestraros y llevaros de nuevo con el proyecto Gaia. Por suerte, Darker tuvo cierta ventaja, al haber formado parte de éste, además, contó con aliados de confianza, gracias a los que logró recuperar a uno de vosotros.

-¿Uno de nosotros? –se extrañaron Kareth y Sarah, mirándose entre ellos.

-Parece que ambos conseguisteis escapar de vuestros secuestradores, sin embargo, en ese mismo proceso, os separasteis. Al final encontraron a Sarah, pero no consiguieron dar contigo. Fue más tarde cuando descubrieron tu paradero.

-La Yohei Gakko del manejo de armas –sentenció Kareth, a lo que Eigar asintió.

-Varios miembros allí te acogieron. Para cuando Darker te hubo encontrado, ya habías perdido la memoria. Entendiendo lo difícil que sería que volvieses a lidiar con tu pasado, y que eso podría ponerte en peligro, decidió dejarte allí, por el momento, donde pensó que estarías más seguro.

-Pero eso no explica por qué yo también perdí la memoria –declaró Sarah.

-A tu corta edad, entendías lo suficiente como para saber que tus padres habían sido asesinados y que tu hermano se había administrado Radiar. Así que, sin que Darker se enterase, te lo inyectaste tú misma para poder luchar junto a tu hermano. Si Darker no te dijo nada fue porque, al igual que Kareth, no te consideró preparada para enfrentarte a ello.

 

Una vez terminada la historia, todo se quedó en silencio, por lo que Eigar consideró que no había mucho más que decir.

-Todavía me cuesta creer que Darker haya muerto –dijo-. Siempre estaba alerta ante el proyecto Gaia.

-No conocía a Unum, quien consiguió infiltrarse en “Comhairle” sin que se diese cuenta. Aun así, sospechaba que alguien iba tras él. Quizás, por eso fue a la Yohei Gakko donde estaba Kareth e intentó contároslo todo –explicó Quattuor.

-Dime una cosa Eigar, ¿qué le ocurrió al arma que no llegó a terminar nuestra madre? –preguntó Kareth.

-Todavía la tengo. Está enterrada cerca de aquí. Podéis llevárosla si queréis, estoy seguro de que sabréis qué hacer con ella –dijo Eigar, cogiendo de la mano a Kareth y Sarah-. Siento que hayáis tenido que llegar a esto. Fue por nuestra culpa, por creer en Detz, que hemos puesto el futuro de este planeta en peligro. Pero puede que aún exista una forma de detenerle, así que, aunque siento tener que pediros esto, no dejéis que el proyecto Gaia se lleve a cabo.

-Lo haremos –dijeron a la vez los hermanos.

 

Más tarde, siguiendo las indicaciones de Eigar, todos excepto Kai fueron a desenterrar el arma de Meriah.

-Ha sido una conversación bastante larga –dijo Kai.

-No estoy acostumbrado a tener visitas. Tampoco a hablar durante tanto tiempo. Vuelvo a tener la garganta seca –declaró Eigar.

-Oye, maestro. Hay algo que quiero preguntarte. Aquella vez, cuando dijiste que el destino me deparaba un papel importante. Que mi poder iba más allá de las reglas. Recuerdo que, en ese momento, no supiste decirme por qué.

-Ah, lo recuerdo, sí.

-¿Sabrías decírmelo ahora? –preguntó el chico, dejando al hombre pensativo.

-Dime, Kai, ¿conoces a Jared?

-¿Jared? Me suena de algo.

-Es el ser que domina el mundo de los espíritus y las almas con las que nosotros hacemos contratos.

-¿Has llegado a verle alguna vez?

-No. Para llegar hasta él, necesitas haber hecho contrato con al menos dos de los cuatro Infernos y, por supuesto, recibir sus recomendaciones.

-Entiendo.

-Si hablas con él, Kai, es posible que consigas tu respuesta.

-Gracias, maestro.

-Aah, ya no me queda mucho, chico. Dentro de poco dejaré de moverme. Al menos entonces podré a unirme a Meriah, Irving y Darker. Me alegra haberos visto una última vez antes de morir –dijo, con tono nostálgico- Una cosa más. Quisiera que llamases a Kareth y a Sarah. Hay algo que me gustaría decirles antes de que se marchen.

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